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Ene 04, 2014 webmaster Noticias 0
Científicos universitarios estudian el uso de biomateriales, como los andamios celulares de cóndilo de bovino, los cuales son producidos y diseñados por el equipo de María Cristina Piña, del Instituto de Investigaciones en Materiales (IIM) de la UNAM, para favorecer la recuperación funcional y estructural del hígado.
Al frente de los científicos, Gabriela Gutiérrez Reyes, responsable del Laboratorio de Hígado, Páncreas y Motilidad de la Unidad de Medicina Experimental de la Facultad de Medicina (FM), ubicada en el Hospital General de México, destacó que el hígado es considerado la fábrica química del organismo.
Lo anterior, señaló en un comunicado, pues realiza funciones que proporcionan al cuerpo las condiciones indispensables para vivir, estar alertas y saludables, sin embargo, las enfermedades hepáticas figuran entre las principales causas de mortalidad en México (tercera en hombres y séptima en mujeres).
Indicó que la hepatitis C, en conjunto con el consumo excesivo de alcohol, derivan en una de las etapas terminales de esas afecciones: la cirrosis hepática, para la cual no hay tratamiento farmacéutico eficaz, sólo trasplantes. «La desventaja es que existen pocos donadores de órganos», apuntó.
En cuanto a las afecciones de tipo viral, como la hepatitis C, muchos enfermos son diagnosticados en fases avanzadas y sólo 50 por ciento responde al tratamiento.
Gutiérrez Reyes explicó que «hemos encontrado la funcionalidad de esos materiales en uretras de perros y, en el caso del hígado, en ratas. En ambos se colocaron fragmentos del andamio y se observó que sí había invasión de las células hepáticas al tejido.
«Es decir, este último creció sobre el andamio, por lo que consideramos que podría ser un buen modelo para utilizarse como implantes en medicina regenerativa», indicó.
En cuanto a la uretra, en un estudio que realiza Christian Acevedo García, urólogo, bajo la dirección de Gabriela Gutiérrez, se retiró un fragmento de ese conducto (por el que pasa la orina) en perros sanos y en otros a quienes se les indujo estenosis (estrechamiento del conducto), se les colocó el andamio celular en forma de tubo.
Se observó que conforme avanzaba el tiempo la cantidad de material colocado fue reemplazado por tejido sano, es decir, la uretra se regeneró.
Esta línea de investigación surgió del contacto de Acevedo García con integrantes del IIM, quienes desarrollaron una matriz de colágena con cualidades mecánicas y de composición que le permiten funcionar como andamio en diferentes tejidos.
El material ha sido probado con éxito en áreas como ortopedia, cirugía maxilofacial y odontología, no así en tejidos blandos.
Gabriela Gutiérrez recordó que a Christian «le interesaba ver si este andamio podría sustituir el tejido dañado y reemplazar la uretra. En tanto, nosotros queremos determinar si esto también puede favorecer la regeneración hepática».
La experta puntualizó que estos trabajos pueden convertirse en una esperanza de vida para pacientes con enfermedades hepáticas crónicas, de ahí la importancia del vínculo que hay en la medicina traslacional (el de la ciencia básica y el de las aplicaciones clínicas).
«Toda la información clínica que manejan los médicos es útil para quienes hacemos ciencia básica y viceversa; esa unión que hemos desarrollado nos permitiría avanzar más rápido en el hallazgo de una nueva opción terapéutica que permita a los pacientes contar con una mejor calidad de vida», concluyó.
Fuente: informador
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